jueves, junio 29, 2006

LA VIRGEN QUE DEJÓ DE SER SANTA

Cuando cumples los XV años, por lo general, se dice que están en la edad de las ilusiones. Y más si nos referimos a las niñas-mujeres.

En mi caso, fue un poco distinto; por seguir una costumbre familiar –lo que tiene tu hermana, lo tienes tú y si ella no tuvo, tú tampoco- no hubo la dichosa fiesta de XV, tan popular entre todas mis amigas y conocidas. Solo hubo, una comida en la casa a la cual solo asistió la “FAMILIA”, nada de ajenos, a excepción de Roxx (amiga de la infancia) y sus papas.

Bueno, pero la verdadera historia, es que cuando cumples 15 años, en lo que menos piensas es en tener sexo. Y eso nunca pasaba por mi mente, hasta que un día, mejor dicho una noche; después de la fiesta de graduación de la prepa de mi hermana, nos fuimos a terminar la fiesta a la orilla del río.

Aun lo recuerdo a medias – yo ya estaba un poco tomada (por no decir ebria) – andábamos en una camionetita verde, horrible por cierto, pero nos divertíamos y con eso bastaba.
Desde que llegamos al río, yo miraba distinto a uno de los que venian con nosotros. Josué, siempre me había parecido interesante; pero cuando lo conocí era novio de una amiga de la secundaria, así que nada más era un gusto. Pero esa noche, al calor del alcohol, estuvimos un poco más que cerca y en eso la propocisión, que yo pendejamente acepté pues, aun inocente, creía que solo buscaba un faje.

Uno de mis primos, que venia con nosotros en el grupo, trato de detenerme, pero yo no acepté – como iba a despreciar los besos, del niño más interesante de la prepa, según yo- así que me largué con él quien sabe a donde.

¿Cómo fue la primera vez? Solo recuerdo el dolor, su cuerpo sobre el mío y no más. Por un tiempo esa primera experiencia fue frustrante. Porque no fue como todo mundo la pintaba en la tele y las revistas.

¡Pero yo, la niña buena, la estudiosa, la mejor hija, la perfecta, no me sentía más así; me sentía la peor hija, la peor todo!